De pequeño siempre estaba jugando en la calle porque mi ciudad
aún no era ciudad. Mi casa estaba al pie de una montaña. Delante, había una extensión de huertos que, a derecha e izquierda, se extendían más allá de donde podían alcanzar mis ojos de niño. Y enfrente, el río de agua clara, dócil y de agradable frescor, aunque a veces había bajado furiosa y desbordada. Jugar entre el polvo de la calle o sobre la hojarasca de la arboleda eran los grandes placeres de mi infancia. Cuando llovía, leía cuentos y largos poemas de aventuras, de guerras interminables y de amores imposibles al calor del brasero. Y soñaba despierto.
aún no era ciudad. Mi casa estaba al pie de una montaña. Delante, había una extensión de huertos que, a derecha e izquierda, se extendían más allá de donde podían alcanzar mis ojos de niño. Y enfrente, el río de agua clara, dócil y de agradable frescor, aunque a veces había bajado furiosa y desbordada. Jugar entre el polvo de la calle o sobre la hojarasca de la arboleda eran los grandes placeres de mi infancia. Cuando llovía, leía cuentos y largos poemas de aventuras, de guerras interminables y de amores imposibles al calor del brasero. Y soñaba despierto.
Nunca salí a jugar bajo la lluvia como Matilda y Clementina en el libro El globo rojo en la lluvia, de Liniers. Ellas esperaban el dia de fiesta para hacer muchas cosas como coger flores, por ejemplo. ¡Ah! y el sábado el desayuno es más bueno que los otros días porque sabe a fiesta. Habían pensado en salir a jugar, pero llovía. Las niñas no se desanimaron por ello. Se pusieron el chubasquero, la botas de goma y ¡empieza la diversión! Escuchar el ruido de la lluvia, que suena como los aplausos. Escuchar el bramido de los truenos, atrapar gotas con la boca, saltar y salpicar, oler la lluvia, contemplar el arcoiris o darle un globo al arcoiris. Aunque, tal vez, no todo sea diversión. Jugar bajo la lluvia tiene consecuencias.
El libro es precioso y muy recomendable en todos los sentidos, tanto en el contenido como en la forma. Es una obra de arte. Los dibujos, realizados con tinta, acuarela y gotas de lluvia, están distribuidos como si fueran cómics, con el formato de novela gráfica para niños. A pesar de la lluvia, que nos haría pensar en un día gris, son dibujos muy luminosos, especialmente porque retrata la ilusión en los rostros infantiles. Por otra parte, no hay ni un solo detalle que quede sin cuidar. Las cubiertas, el lomo y las guardas están diseñados teniendo en cuenta la iconografia del globo rojo que las niñas regalan al arcoiris.
Y aquí enlazo con otra característica, la magia que representan las cosas cotidianas en las niñas, que están descubriendo el mundo, y la poesía que el autor pone en cada gesto, en cada trazo, en cada frase.
La pequeña Clemi está aprendiendo a hablar y repite siempre la última palabra de su hermana, aunque a veces la palabra es muy larga y se queda con el final. Uno de los momentos que más me han gustado es cuando Matilda le dice a su hermana que vaya a buscar sus botas y Clemi le trae un globo y un patito de goma porque quiere jugar. El cuento adquiere su momento culminante cuando las niñas deciden regalarle su globo rojo al arcoiris. Pero entonces Clemi se ha quedado sin su globo de cumpleaños.
El globo rojo en la lluvia fue escogido entre los 10 mejores libros infantiles de 2014 por Parents Magazine y nominado para el Premio Eisner 2014.
El libro es precioso y muy recomendable en todos los sentidos, tanto en el contenido como en la forma. Es una obra de arte. Los dibujos, realizados con tinta, acuarela y gotas de lluvia, están distribuidos como si fueran cómics, con el formato de novela gráfica para niños. A pesar de la lluvia, que nos haría pensar en un día gris, son dibujos muy luminosos, especialmente porque retrata la ilusión en los rostros infantiles. Por otra parte, no hay ni un solo detalle que quede sin cuidar. Las cubiertas, el lomo y las guardas están diseñados teniendo en cuenta la iconografia del globo rojo que las niñas regalan al arcoiris.
Y aquí enlazo con otra característica, la magia que representan las cosas cotidianas en las niñas, que están descubriendo el mundo, y la poesía que el autor pone en cada gesto, en cada trazo, en cada frase.
La pequeña Clemi está aprendiendo a hablar y repite siempre la última palabra de su hermana, aunque a veces la palabra es muy larga y se queda con el final. Uno de los momentos que más me han gustado es cuando Matilda le dice a su hermana que vaya a buscar sus botas y Clemi le trae un globo y un patito de goma porque quiere jugar. El cuento adquiere su momento culminante cuando las niñas deciden regalarle su globo rojo al arcoiris. Pero entonces Clemi se ha quedado sin su globo de cumpleaños.
El globo rojo en la lluvia fue escogido entre los 10 mejores libros infantiles de 2014 por Parents Magazine y nominado para el Premio Eisner 2014.
Ricardo Liniers Siri vive en Buenos aires con su mujer y sus tres hijas: Matilda y Clementina, que inspiraron esta historia, y Emma, que nació después de que su padre creara el libro. Célebre por su tira "Macanudo", que publica a diario desde hace más de una década en La Nación, Liniers ha visto editadas sus obras en numerosos países, desde Brasil hasta la República Checa. Desde 2011 dirige la editorial Común, especializada en novela gráfica. Como sus hijas, Liniers casi prefiere los días de lluvia a los soleados.
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