PADRES
La estación es termitero.
Bajar del tren es caer de bruces en lo incierto,
arrancar de un mordisco la cáscara al pasado
y encontrarse de frente un hueso puntiagudo
que se clava en el cielo de la boca.
Quebrado será fruto que te crece en el vientre,
que trepará por dentro como un tallo en la sombra.
Deambulas cabizbajo cargando las maletas
donde guardas terrones de una tierra rojiza.
Afuera te recibe la ciudad de las fábricas
que convierte a los lúganos en pájaros sin vuelo.
¿Volveré a ver la encina que devora la luz?
Preguntas cuando sientes el calor del asfalto.
En la solapa del libro Un dios enfrente se dice que José García Obrero (Santa Coloma de Gramenet, 1973), es un poeta intermitente, tanto en el espacio -ha vivido en Barcelona y Roma y desde 1998 está asentado en Córdoba- como en la actividad, habiéndose desarrollado en sus facetas de poeta visual y gestor cultural. Tras los primeros versos publicados en 1992 en las revistas Guaita! i Como agua para chocolate, promovió las revistas culturales Girándula y Perfil del Aire (PDA) y emprendió, junto al también poeta Óscar Sotillos, el proyecto visual Píxel en el ojo, cuyas acciones han podido verse en la Filmoteca de andalucía y Cosmopoética 2010. Asimismo, participó como artista visual en el ciclo poético Otoñeces (Córdoba, 2010) y sus poemas figuran en la antología Poesía en Santa Coloma de Gramenet (Paralelo Sur ediciones, 2012). Junto a Antonio Jesús Luna, se ha adentrado en el mundo de la poesía digital, coordinando el ciclo Soledades 2.0. No moderno artificio (Cosmopoética 2011) y el taller Ciudad Legible (La Casa Encendida, 2012). Ha participado como poeta invitado en la décima edición de Cosmopoética, 2013.
En la actualidad forma parte del equipo de redacción de la revista de poesía contemporánea en lenguas peninsulares Caravansari y es asesor de la línea de poesía de la editorial Proscritos.
PADRES, es un poema correspondiente a la parte "Estació de França", de su segundo libro publicado aunque primero escrito Mi corazón no es alimento. En este poemario José García Obrero hace un recorrido existencial por su biografia nómada, como diría el poeta Jordi Valls, y arañando el alma a sus orígenes, se sitúa en la piel de sus padres llegando a la estación de Francia de Barcelona con una maleta cargada de sueños y de futuro, como centenares de miles de personas llegadas del sur, y el choque frontal, traumático, que significaba para ellos pasar del campo libre donde la encina devora la luz, a la ciudad de las fábricas que convierte a los lúganos en pájaros sin vuelo. Es un poema estremecedor, de voz poderosa, como otros de su libro y que a mi me recuerdan mi propia infancia: "El universo es una calle sin asfalto, / una colina con forma de nubes, / una luz suave que engendra/ polvo dorado. / Los niños respiramos ese polvo / que alimenta más que la merienda."
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