Reir es muy saludable, no en vano aprendemos a reir y a llorar antes que a hablar. Hace más de 2000 años los taoístas chinos decían que una simple sonrisa aseguraba la salud, la felicidad y la longevidad, pensaban que la salud era proporcional a las veces que una persona se reía durante el día.
La escritora Maite Carranza lo tiene muy claro y aunque en sus últimos libros Paraules emmetzinades (Palabras envenenadas) y El fruit del baobab (El fruto del baobab) da visibilidad a una realidad dramática de nuestra sociedad como los abusos sexuales y la mutilación femenina, tiene también una vis cómica de gran calado, como demuestra con la serie Víctor, que publica con edebé, donde hace un humor "un poco gamberro", como dice ella misma, porque no limita su creatividad buscando lo políticamente correcto.
Cuentos divertidos de piratas, publicado por Timun Mas con versión también en catalán (Contes divertits de pirates), reúne cinco cuentos que se inscriben en un humor desenfadado, a veces remojados en sangre como La maldición de seisdedos y en ocasiones satíricos como ¡Maldito enano!, pero siempre ofreciendo enseñanzas muy útiles para el lector infantil, quien además de reirse a mandíbula batiente, encontrará elementos para comparar el comportamiento humano con el de estos divertidos piratas. Así veremos como Silvestre el Tuerto, que se considera menospreciado porque el Virrey de las Indias había puesto un precio muy bajo a su cabeza, lucha para conseguir la dignidad que se merece; o Hugo, el hijo del capitán pirata Manorroja, que es muy educado pero a quien su padre quiere adiestrar com un hombre tosco y maleducado y decide aprender tan rápido que acaba dándole una buena lección a su progenitor. O el protagonista de Delicias piratescas, que también da una sabrosa y gamberra lección a los piratas que no saben valorar una buena comida. O el fanfarrón Seisdedos, que acabará aparcando su chulería. O el grumete Pedro, que sabe hablar con las tripas, pero a quien todos menosprecian porque es muy feo. El capitán Diego de Velázquez le da trabajo, pero toda la tripulación le rehúye e intentan quitárselo de encima hasta que demuestra que es capaz de grandes hazañas a pesar de su fealdad.
Maite Carranza utiliza un estilo muy directo y jocoso que atrapa rápidamente al lector:
"El grumete Pedro era lo que se dice feo. Pelopincho, dientes en doble fila, bizco y escuchimizado. Era tan feo que nunca le daban trabajo."
"Al terrible pirata Silvestre el Tuerto no le tosía nadie. Había abordado más de mil barcos, apresado más de mil hombres, robado más de mil tesoros y bebido más de mil toneles de ron. Su fama había llegado tan lejos que, al oir su nombre, los soldados más valientes se escondían debajo de la cama y los lobos aullaban de miedo."
"Tronaba, relampagueaba y llovía a mares. Se zampó su desayuno en un periquete, se chupó los ocho grasientos dedos uno a uno, se los secó en la barba y... se le enredaron."
Las ilustraciones de Margarita Menéndez acompañan magníficamente los relatos con mucho colorido y con imágenes muy dinámicas que explican historias por si mismas potenciando el significado de los textos.
Aunque es un libro que puede hacer las delicias de cualquier lector o lectora, da buen resultado a partir de los 10 años.
Maite Carranza nació en Barcelona en 1958, y estudió la carrera de Antropología. Antes de dedicarse plenamente a la escritura de novelas y de guiones, fue profesora en un instituto de bachillerato. Ha publicado más de cuarenta títulos y ha sido galardonada con importantes premios literarios y reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura o el Cervantes Chico, y algunas de sus obras, como la trilogía La guerra de les bruixes, han sido traducidas a más de veinte lenguas y se pueden leer en paises de todo el mundo. Su prestigio como escritora para jóvenes la ha consolidado como una de las voces más actuales de la narrativa española y catalana. Actualmente compagina la creación literaria con su trabajo como guionista y la docencia universitaria. Tiene tres hijos.
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